"Buscáis un consuelo espiritual y deseáis que jamás os abandone. Rechazad, pues, el orgullo del espíritu y aspirad hacia la más profunda humildad, y el consuelo no os dejará jamás. Este es un don de Dios que nos es concedido a medida de la progresión en la humildad del espíritu. En efecto, los dones, si no se acompañan de humildad y de pruebas, conducen a la ruina de aquellos que lo reciben, según la palabra de San Isaac El Sirio".San Macario de Optina, Cartas a Lev Kavelin
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