jueves, mayo 08, 2008

LA OBRA ASCÉTICA DE SAN EFRÉN EL SIRIO (9)

9

Hermano, no andes por el fango y el lodo, y apártate de los hombres que no siguen la vía del temor. El gorrión atrae hacia sí mismo al gorrión para hacerle entrar en la jaula, y el que está preso de los pecados dirige a muchos otros hacia las profundidades de los vicios. Rehúsa, hermano, la compañía de aquellos que gustan de la ociosidad y no optaron por vivir en el recogimiento. Evita a los que gustan de beber juntos y dicen: “¡Te invito hoy, tú me invitarás mañana!”, porque si te dejas influir por estas palabras no llevarás a su término la vida virtuosa, pero te harás el receptáculo de toda pasión. Imita a los hombres fervientes en espíritu que caminan por la estrecha vía de las aflicciones para apoderarte de la vida eterna.

Hermano, guárdate de los malos consejos. Ello vale para la mayoría como para aquellos dos hombres que, espléndidamente vestidos, deambulaban por la plaza pública. Uno de ellos, por no estar atento, cae en el lodo y estropea su soberbio vestido, y he aquí lo que sucede: movido por la envidia, se apresura a hacer caer también a su compañero en el fango para no ser el único en aquella situación ridícula. Los que han decaído en virtud se emplean mucho en el mal para hacer caer a los otros con el fin de no ser los únicos en pasar su vida en la desgracia. Profieren palabras engañosas y responden con unción con el objetivo de alejar poco a poco de la templanza a los que les escuchan y hacerlos caer en un cenagal semejante al suyo. Además, no solamente no se conmueven por practicar el mal, sino que también incitan a ello a su prójimo diciendo: “¿Por qué nos mostráis desprecio bajo el pretexto de que somos pecadores? ¿No sabéis que todo consiste en caer y en levantarse?”.

Y profiriendo estas palabras y otras similares, no se sonrojan. ¿Por qué?... Porque habiendo decaído, no tienen la intención de levantarse, como ya he dicho, sino que son para muchos ocasión de escándalo, caída y corrupción, y se presentan como el cebo en el anzuelo del diablo. Ponen mucho celo en engañar a las almas inseguras y en atraerlas hacia ellos en la misma perdición. Tal es la razón por la cual tú debes guardarte de tales hombres, amigo mío, y no dejarte embaucar por sus palabras dulces para enviarte luego a su fuego eterno.

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